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LOPIVI

Desde el año 2021, la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia (LOPIVI) dispone que todas entidades y personas que asuman por por razón de su cargo, profesión, oficio o actividad, tienen encomendada la asistencia, el cuidado, la enseñanza o la protección de personas menores de edad deben garantizar la implementación de medidas de sensibilización para el rechazo y eliminación de todo tipo de violencia sobre la infancia y la adolescencia y protección integral a niñas, niños y adolescentes.

Obligaciones

Todas las administraciones públicas y clubes que acojan menores en el ámbito del deporte y ocio deben implementar:

  • La creación y/o monitorización de Protocolos de actuación.
  • La designación y formación de una persona Delegada de protección.
  • La formación especializada, inicial y continua a todas las personas de la entidad.
  • La adopción de medidas contra la discriminación y la violencia.
  • La promoción de la participación en el club y el refuerzo de las relaciones y la comunicación con niños, niñas y adolescentes y sus familias.

Entornos seguros

Los espacios deportivos y de ocio para menores deben ser entornos seguros.

  • Todas las entidades deben garantizar un entorno seguro e inclusivo para todos los niños, niñas y adolescentes en el deporte y el ocio.
  • Todas las personas adultas deben actuar frente a la violencia, desde la sensibilización, la prevención, la detección previa y la actuación diligente.
  • Todas las personas con contacto habitual con menores deben estar formadas en:
    • La educación en la prevención y detección precoz de toda forma de violencia a la que se refiere esta ley.
    • Las actuaciones a llevar a cabo una vez que se han detectado indicios de violencia.
    • La formación específica en seguridad y uso seguro y responsable de Internet, incluyendo cuestiones relativas al uso intensivo y generación de trastornos conductuales.
    • El buen trato a los niños, niñas y adolescentes.
    • La identificación de los factores de riesgo y de una mayor exposición y vulnerabilidad ante la violencia.
    • Los mecanismos para evitar la victimización secundaria.
    • El impacto de los roles y estereotipos de género en la violencia que sufren los niños, niñas y adolescentes.
    • Y además, deben tener formación específica en educación inclusiva.